La industria de la música ha cambiado radicalmente en los últimos 10 años, nuevos géneros musicales y estrellas del pop inundan los medios más comerciales, que aparecen de la noche a la mañana, con look extrovertidos y un sinfín de fans que aclaman su nombre en la puerta de los hoteles. Pero, ¿qué papel juegan los fans en la aparición de nuevos artistas, son reales o un producto del big data?
Géneros musicales se imponen a los derivados del clásico rock, con un fuerte fenómeno fan tras de sí. Vemos nuevas estrellas que ni componen y en ocasiones hacen playback llenando recintos. La industria ha cambiado en todos los sentidos. Pero en todo esto juega un papel importante la capacidad del big data y el análisi de datos.
Las discográficas hasta el momento tenían capacidad para analizar datos de ventas en tiendas físicas, pero desconocían quién compraba ese producto, su edad, su perfil social o sus intereses. Ahora si pueden saberlo. Las plataformas como Spotify o los ecommerce recogen un volumen de datos que permiten definir el perfil de los oyentes.
Además, las redes sociales aportan un volumen de información personal abrumador, desde opiniones hasta directamente “likes” donde se muestra la aceptación o rechazo por un artista.
Artistas prediseñados
Conocer qué buscan los adolescentes en la actualidad, sus preferencias musicales, asociadas a tendencias de ropa e incluso la comida permiten a la industria musical prediseñar artistas a la carta. De aquí que hayan dejado de invertir en nuevos talentos que llevan años tocándose los dedos contra las cuerdas de sus guitarras, que dudan de su aceptación entre las masas sociales. Para ellos es mucho mejor diseñar un producto musical acorde a las tendencias y preferencias actuales de aquellos susceptibles de dar vida a un “fenómeno fan”. Aunque esto no es nuevo, ya se hizo en los 90 con bandas como Spice Girls o N’Sync.
Estas bandas salieron a la palestra con un marketing desbordante, un look que creo tendencia entre los adolescentes y una forma rebelde de enfrentarse a la vida. Las discográficas diseñaron un producto, en esta caso una banda de 5 chicas jóvenes, con una voz “pasable”, las dotaron de personalidad forjando un personaje en sí y de un look. Diseñaron las Spice Girls para un público objetivo totalmente definido. El resultado: un éxito mundial en los primeros años, seguido de la separación y práctica desapareciendo de cada una de ellas, del mismo modo que sus fans crecieron y dejaron de seguir sus vídeos, hazañas y disputas. Un auténtico “fenómeno fan prediseñado”. La discográfica, tras analizar el mercado, preferencias y tendencias a través de estrategias big data, dieron con el producto musical perfecto para el momento.
Oportunidad para nuevos talentos
Por otro lado, a la vez que big data puede servir para diseñar un músico al gusto del consumidor, puede ser útil para encontrar nuevos talentos. Aquellos músicos o bandas que su única forma de mostrar su trabajo era en pequeñas giras tediosas en bares recónditos, tienen una nueva forma de mostrar su música.
Los sellos, también, usan los datos que reciben de las plataformas mencionadas anteriormente para detectar nuevos talentos, aquellos que tienen un inesperado y gran volumen de visitas en sus vídeo de Youtube, un apoyo incondicional en redes sociales o un gran número de ventas digitales, descargas o reproducciones. Estas bandas, indudablemente, gustan al público. Tal vez no sea un target con un perfil de fenómeno fan, que promete un rápido ascenso y a su vez una caída en pocos años, sino un público fiel y duradero, que hará a largo plazo crecer al artista y la discográfica.
El poder de analizar las preferencias a través del volumen de datos que ofrecen las diversas plataformas sociales y musicales, convierte el big data en un aliado estratégico en la búsqueda de nuevos artistas.
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